miércoles, 22 de noviembre de 2017

Langosticida

Escribir y elevarse de la nube de escritores desconocidos, fracasados, sin talento, eso es escribir. Es como escribir en medio de una nube de langostas y ser una langosta más, uno va en la nube, la sigue, por inercia, invadimos campos cercados, no lo sabemos, hace millones de años que lo hacemos, ignoramos que ahora nos arrojan insecticidas, y todo ello lleva a que nuestro pueblo esté en peligro de extinción, por culpa de esa especie que en menos de una décima de segundo, para nuestros longevos 4 millones de años, más o menos, se ha apropiado del planeta.
Solo me caen bien los escritores de ciencia ficción, ellos se acuerdan de nosotros e intuyen que algún día dominaremos de nuevo la tierra, pero para ello será preciso terminar con la especie mas destructora del universo: el ser humano.
Un abrazo y un saludo antenal.
Raúl (mi nombre humano)

jueves, 26 de octubre de 2017

Escribir, un acto gentil

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"Mas esta esencia sólo cobra claridad, rango y poder si los conductores mismos, los primeros y siempre, son conducidos, conducidos por la inexorabilidad de la misión espiritual que lleva al destino del pueblo alemán a imponer su marca a la historia".
Martín Heidegger, afiliado Nro 1.234.789 del Partino Nacional Socialista

Gentil con uno mismo, con el que se escucha desde el fondo parlotear, susurrar sin control. Escribir para dilucidar el humo que nos cae y nos enciende.
Escribir hasta que las cosas se rebelen, se oculten, escapen y corran por un bosque oscuro. Es que las palabras no son el habitáculo del ser, del ente o de lo que fuera como decía el parlanchín Heidegger, afiliado al Partido Nazi y que con fruición armaba las listas negras en la Universidad de Friburgo.